Cuando
empezaron los aplausos en el video me largué a llorar. Desde ayer a la
mañana tenía ese llanto guardado cuando me enteré de su fallecimiento.
Me emocionó el aplauso por lo tupido, me emocionó la cantidad de gente.
Cuando te despiden así es que hiciste algo por los demás.
He escrito bastante sobre Martín (acá hay una nota y acá un
reportaje que lo pinta de cuerpo y alma) sigo creyendo que fue el imán
de la JI en aquellos tempranos ochentas. Sigo pensando que todos los que
aparecimos en el PI de capital en aquel tiempo fuimos deslumbrados,
además de la figura de Alende, por ese dirigente distinto que había en
la Juventud. Martín era distinto. A ver: hacía lo de todos los
dirigentes, rosqueaba, trenzaba, negociaba a más no poder, pero lo hacía
de otra manera. Te miraba a los ojos y sabías que no te mentía y si te
tenía que dar la noticia más atroz, te la daba de frente manteca.
Siempre tuve una
imagen de tipo honesto de Martín, aún en la disidencia. No estuve de
acuerdo en su análisis cuando se fue al radicalismo pero lo respeté
porque explicó a quien quisiera oírlo una a una las razones de su
decisión, y además se fue chiflando bajito, sin conferencias de prensa,
sin hacer espamento.
Los años pasaron y Martín terminó sus días en Neuquén, habiendo enfrentado al MPN encabezando una coalición muy amplia de sectores sociales y fuerzas políticas y cosechando una derrota seria. Y ahora, a los 58 años el cáncer que nos lo quita. Nos lo quita porque Martin Farizanofue un dirigente distinto, un tipo que buscó permanentemente la unión de los que piensan parecido, porque tenía muy claro que si bien muchas veces entre nosotros tenemos matices que nos distancian o diferencian, compartimos, muchas veces sin darnos cuenta, el mismo enemigo.
Los años pasaron y Martín terminó sus días en Neuquén, habiendo enfrentado al MPN encabezando una coalición muy amplia de sectores sociales y fuerzas políticas y cosechando una derrota seria. Y ahora, a los 58 años el cáncer que nos lo quita. Nos lo quita porque Martin Farizanofue un dirigente distinto, un tipo que buscó permanentemente la unión de los que piensan parecido, porque tenía muy claro que si bien muchas veces entre nosotros tenemos matices que nos distancian o diferencian, compartimos, muchas veces sin darnos cuenta, el mismo enemigo.
Con el paso de los
años, estando en el radicalismo entendió que el kirchnerismo expresaba
desprolijamente, sin dudas, y con mayores o menores luces, esta cosa de
amucharse y bancar el proyecto encabezado por Néstor y Cristina dado que
era quizá una de las últimas oportunidades que tenían los sectores
populares de disputar seriamente el poder, por eso encabezó la fórmula
junto a Nancy Parrilli (la hermana de Oscar, el Secretario General de
Presidencia) nada menos que contra el poderosoMPN que no sólo aparecía
como una partido de estado provincial casi inquebrantable, sino que en
los grandes lineamientos de la política nacional también reconocía y
reconoce fuertes niveles de acuerdos con el gobierno de Cristina
Fernández de Kirchner. Pero ahí estuvo Martín, contribuyendo a esta
sumatoria en la que estamos muchos que, precisamente en aquellos años de
locura juvenil en La Patota del Doctor, entendíamos que la realidad
política argentina requería del esfuerzo mancomunado de los que tenemos
el mismo enemigo.
Descansá en paz,
querido compañero y gracias por haberme enseñado tantas cosas con tus
gestos, con tus arrebatos, con tu carcajada, con tu buena leche.
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